Pobladores de cinco comunidades fueron desalojados de sus tierras en 1979; sobreviven 209 familias de la pesca en el embalse
CIUDAD ALTAMIRANO, GRO. Para la construcción de la presa hidroeléctrica El Gallo, de Cutzamala de Pinzón, fue necesario desplazar a los pobladores de las comunidades de La Playa, Amilpillas, Las Juntas de Pungarancho, Hacienda de los Guajes, en el estado de Guerrero, y de Los Albarrán, en Michoacán, que siguen esperando hasta ahora ser beneficiados con un proyecto integral, principalmente relacionado al llamado ecoturismo.
Se requirió, por supuesto, su autorización para ser desplazados, pero en el margen de las negociaciones no fueron asesorados como afectados por sus autoridades y terminaron por hacer acuerdos donde resultaron perjudicados.
Aunque si bien es cierto que se les construyeron viviendas, muchas fueron de mala calidad, y por un largo tiempo se dieron conflictos, en donde incluso se pretendió cerrar el embalse por parte de los afectados.
Y es que los pobladores negociaron en dinero en efectivo pero no en proyectos productivos, y así, a lo más que se les apoyó fue con unas lanchas para que se dedicaran a la pesca en las aguas de la presa, pero no les dieron tierras de riego y mucho menos se pugnó por un proyecto ecoturístico.
La presa hidroeléctrica El Gallo fue puesta en operaciones el 28 de julio del año de 1998 para darle prioridad a las cerca de 30 mil hectáreas de que dispone el Distrito de Riego 057 de la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Aunque el proyecto original abarcan 50 mil hectáreas, se ve poco probable que se trabajen porque a los más que se siembran son 12 mil 700 hectáreas, que son las que fueron las cultivadas en el pasado ciclo agrícola.
Los 445 mil metros cúbicos de agua de que dispone la presa son destinados en su mayoría a la agricultura, pero de unos años a la fecha también para la producción de energía eléctrica, por parte de una empresa privada que le vende energía a la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
Por diferentes circunstancias, las socios pescadores de las cuatro cooperativas de pescadores que están asentados en la presa tienen cada vez más problemas para lograr una mejor producción y es por ello que buscan una alternativa diferente para mantener a sus familias.
Las cooperativas son la de Amilpillas (Sociedad de Sociedad Social) SSS, cuyo presidente es Pablo Espinoza Gurrosquieta; la de Pescadores de la Cañada, que preside Carlos Rodríguez Palacios; Pescadores Unidos de Pungarancho, a cargo de José Jaimes Gaona, y la de Pescadores Loma Bonita, de la que es presidente José Espinoza Solís.
Son en total 209 socios de las cuatro cooperativas que han buscado el apoyo de políticos para que se les construya un proyecto ecoturístico.
Así, de manera reciente, el presidente de Cutzamala de Pinzón, Francisco Estrada Campos, solicitó el apoyo de investigadores de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) para la elaboración de un proyecto de este tipo.
De manera paralela, inversionistas de Valle de Bravo, Estado de México, se han mostrado interesados en realizar competencia de motonetas acuáticas sobre las aguas de la presa.
Estas dos situaciones alientan la factibilidad de proyectos ecoturísticos que contribuyan al desarrollo social y humano de las personas que han sido desplazadas de sus pueblos para la construcción de la presa El Gallo.
Lo que se requiere ahora, según expertos, es que el gobierno estatal se coordine con la Federación a través de las instancias correspondientes y se implemente un proyecto que sea viable.
Los pobladores de esa zona quieren poner lanchas con la finalidad de pasear a las familias, pero también poner unos restaurantes, lo que se considera podría ser en un inicio.
Esto, porque un proyecto más ambicioso debe involucrar a inversionistas privados si es que así se considera, pero no para que den empleos a los dueños de las tierras, sino para que sean socios o formar un patronato con inversión estatal.
A finales de los 80
Como se dijo, la presa se puso en marcha en 1998, pero su construcción comenzó a finales de los 80, concretamente en 1979, aunque fue suspendida por falta de presupuesto, para reiniciar en errar sus actividades.
En 1993 la Constructora México obtuvo la licitación para su terminación, por lo que los trabajos se reiniciaron para ser interrumpidos en 1995 otra vez por la falta de presupuesto, y fue hasta en 1997 que la Conagua obtuvo el recurso para ser concluida en 1997.
Es decir, son más de 20 años que los pobladores desplazados de las tierras en que nacieron, cultivaban y vivían siguen sin ser beneficiados con un proyecto integral por la construcción de la presa El Gallo.
lunes, 18 de octubre de 2010
Presa El Gallo: dan visos de proyecto ecoturístico
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Tierra Caliente
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