Por ello, desde esta semana las aguas del río amenazan con salirse de su cauce y se convierten en gran peligro para los pueblos de la Cuenca Media del Balsas de Guerrero y Michoacán.
Por tal motivo, tomaban precauciones las autoridades municipales de San Miguel Totolapan, Ajuchitlán del Progreso, Tlapehuala, Pungarabato, Coyuca de Catalán y Zirándaro, en el estado de Guerrero, mientras que por Michoacán hacían lo propio comunidades como Ziritzícuaro, Aterio, Angándico, El Limón de los García, Charácuaro, El Embarcadero, San Bartolo, Santana, Arroyo Seco, Capeo, Santiago Conguripo, Quetzería y San Jerónimo.
Organizaciones como Protección Civil se mantienen atentas de las enormes avenidas de agua que siguen llevando a la región media del Balsas, y de manera especial se recomiendan máximas precauciones a lugares turísticos que tienen restaurantes y ramadas cerca de las orillas del caudaloso Balsas que en esta temporada se disparan, al grado de que incomunica lugares de zonas bajas donde existen vados y puentes.
Como triste antecedente, esta semana se cumplió un año de la tragedia que enlutó a una familia migrante que visitó Huetamo en julio del 2010, y donde las bravas corrientes de cuatro arroyos que cruzan por el pueblo de Huetamo arrancaron la vida a un niño que fuera arrastrado por las violentas crecidas del río Balsas.
Fuente: http://www.despertardelsur.com/
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